La Cirugía Intrarenal Retrógrada es un procedimiento urológico mini invasivo utilizado para tratar cálculos en el riñón, a través de los tubos que transportan la orina desde los riñones hasta la vejiga.
Este procedimiento se realiza utilizando un endoscopio flexible que se inserta a través de las vías urinarias para fragmentar y eliminar los cálculos, evitando la necesidad de una cirugía abierta.
La Cirugía Intrarenal Retrógrada está dirigida a pacientes que presentan cálculos renales de tamaño pequeño o moderado. Estos cálculos pueden causar síntomas como dolor intenso en los flancos, sangre en la orina, dificultad para orinar y frecuencia urinaria aumentada.
Los pacientes con cálculos renales, que nos son de potencial riesgo de obstrucción e infección, así como los obstructivos, son candidatos ideales para este procedimiento.
Antes de someterse a una Cirugía Intrarenal Retrógrada, los pacientes deben someterse a una evaluación médica completa, que incluye pruebas de imágenes, especialmente la tomografía, para determinar el tamaño y la ubicación precisa del cálculo. Además, el paciente debe informar al médico acerca de cualquier condición médica preexistente, medicamentos que esté tomando, alergias y si está embarazada.
Se pueden requerir análisis de sangre y orina para evaluar la función renal y descartar infecciones.
La recuperación después de una Cirugía Intrarenal Retrógrada suele ser más rápida en comparación con la cirugía abierta o percutánea. Después del procedimiento, el paciente puede experimentar dolor o molestias leves en el área tratada.
Por lo general, se recomienda un reposo relativo durante las primeras 24 a 48 horas, seguido de una vuelta gradual a las actividades diarias normales.
El tiempo de recuperación completo puede variar según el tamaño y la ubicación del cálculo, así como la respuesta individual del paciente, pero generalmente se estima en unos pocos días a una semana.
La Cirugía Intrarenal Retrógrada ofrece una opción de tratamiento menos invasiva en comparación con la cirugía abierta o con la percutánea. Se realiza a través de orificios naturales sin incisiones, lo que resulta en menos dolor postoperatorio, una recuperación más rápida y una menor estancia hospitalaria.
Antes del procedimiento, se administra anestesia general o regional para garantizar que el paciente esté cómodo y no sienta dolor durante la Cirugía Intrarenal Retrógrada. Después del procedimiento, es posible que se experimente algo de dolor o molestias, pero se pueden recetar analgésicos para controlar el malestar.
Como con cualquier procedimiento médico, existen algunos riesgos y complicaciones potenciales. Estos pueden incluir sangrado, infección, lesiones en las vías urinarias, obstrucción y necesidad de futuros procedimientos. Sin embargo, estos riesgos son generalmente bajos y suelen ser manejables con la atención adecuada por parte del equipo médico.
En algunos casos, especialmente si no se abordan los factores subyacentes que contribuyeron a la formación de los cálculos, es posible que se desarrollen nuevos cálculos en el futuro. Sin embargo, el médico puede proporcionar recomendaciones para prevenir la recurrencia, como mantener una hidratación adecuada y hacer modificaciones en la dieta y el estilo de vida.
La mayoría de los pacientes pueden reanudar gradualmente sus actividades normales después de unos días o hasta una semana después del procedimiento, dependiendo de la respuesta individual y la recuperación. Se recomienda evitar actividades físicamente exigentes y levantar objetos pesados durante al menos un par de semanas después de la Cirugía Intrarenal Retrógrada para permitir una curación adecuada.
La Cirugía Intrarenal Retrógrada es un procedimiento urológico mini invasivo altamente efectivo para tratar los cálculos renales. Dirigido a pacientes con cálculos moderados a grandes, este procedimiento ofrece beneficios significativos en términos de menor invasión, recuperación más rápida y menos complicaciones en comparación con la cirugía abierta.
Si estás considerando someterte a una Cirugía Intrarenal Retrógrada, es importante consultar con un urólogo especializado para evaluar tu caso específico y recibir la orientación adecuada.